Tras infinitas confidencias, conmigo misma y con los demás, he decidido que lo acepto: me declaro enamorada de la gente y de sus historias.
Más de sus vidas que de ellos mismos, ya que sus rutinas cotidianas no me pueden dañar (tanto).
Fascinada estoy.
Embelesada de todos estos seres maravillosos, con vidas ajenas a la mía, pero que cruzan de vez en cuando su camino con el mío, y me trastocan los sentimientos, transforman mis días y desvisten mis cimientos dependiendo de su intención y de mis hormonas. Me ablandan o endurecen el corazón, y me destrozan el alma o la hacen más liviana. Que vacía me sentiría sino…
Gracias a ellos, soy como un árbol y forman parte de los anillos de mi corteza.
Soy un árbol intentando echar raíces, sin saber bien muy que hacer… Sin querer agarrarme del todo a la tierra, terca y salvaje, ni tampoco pudiéndome despegar.
Lo mismo me pasa con las personas.
Caen también mis hojas marchitas, sin que la vejez vuelva agria la sabia que las alimenta y les da de beber.
Des de lo alto, dirijo las ramas apuntando hacia el cielo, anhelando los días de lluvia; mecidos por el viento mis nuevos brotes verdes, adormecidos, en un suave baile en las tardes soleadas.
¿Las podéis escuchar? Susurran palabras…
Crezco y me expando,queriendo arañar la luna, morderla y besarla, por ser tan bella, tan inalcanzable, por ser tan LUNA y ser tan fría.
Un poco es como morderme a mí…
Soy un árbol en el asfalto ( y hecha de asfalto un poco también).
Tengo ramas de alquitrán… que florecen a destiempo, y en cada pétalo nace una historia que alguna vez debería contar.
Porqué le ocurrió un día a alguien, o algún día le pasará, o porqué de algún modo fueron importantes, y lo más importante…porqué llegaron a mí.
FUERON IMPORTANTES. Todas ellas.
Aunque se vistan de triste y se te despierten las entrañas al leérlas.
Y porqué nadie, jamás, las había contado con estas palabras. Quizás con otras, pero no así.
Mis ramas florecen por si le sirven a otros, del mismo modo que me ayudan a mí.
Me abrazo a mi misma, aspirando a Gaia- Mama Tierra, aunque cada vez más atea y más underground, tecleando semillas que germinan y brotan, en nuevas entradas para este blog…que huele a infusión de hierbas dulces, y a polvo de buhardilla.
Me he transformado en una «hug tree«de mí misma. Me acaricio y me abrazo para calmarme la piel llena de esporas…cada una, una historia de otra persona, o de otro lugar…y alguna de mí.
Estoy cubierta de musgo.
Musgo de pena, de alegrías y recuerdos de mi vida; de otras vidas, de esta vida, que es de todos y no es de nadie, y que quisiera pasar al papel (antes de que pasemos página).
No tendré tiempo, ni me quedarán amigos. A no ser que me talen, no podré nunca dejar de hablar!!!